Paisajistas. María Fandiño

01/06/2023

 

El paisaje es sinónimo de calidad de vida, de cultura, patrimonio, belleza, identidad… Este dispone de multitud de ramas, de ahí que cada vez más personas se especialicen en ello, destacando las mujeres. Muchas han dedicado su vida al paisaje en todas sus formas, desde la más pequeña escala a la grande, desde lo más práctico a lo teórico.

Las mujeres, como de costumbre, no han obtenido mucho reconocimiento, pero si han diseñado y dado vida a múltiples proyectos conocidos internacionalmente, tales como Martha Schwartz, Kathryn Gustafson, Catherine Mosbach, Pamela Burton…

En España existen grandes ejemplos, tales como Bet Figueras, Yolanda Bruna, Diana Balmori, Teresa Galí-Izard, Paola Sangalli, Miriam García García…

En Galicia una de las más reconocidas actualmente es María Fandiño, premiada en la XX gala de los premios COAG por su proyecto “Explanada del horizonte”. La dirección de obra transcurrió durante la pandemia, lo que supuso una cercanía que le permitió replantear todo in situ, obteniendo un proyecto a merced del territorio. 

Ella determina el paisaje circundante como un telón de fondo inigualable de gran potencia, transformado por la agricultura del lugar. En él, a 34m sobre el nivel del mar, se encontraba “o horizonte”, un penedo consolidado como lugar de reunión.

Con los escombros de la construcción del vial que daba acceso a las villas anexas se rellenó este espacio, “rompiendo la sección natural del territorio y lapidando la memoria del sitio”, según comenta la autora, definiendo así un nuevo espacio en donde la función principal, la reunión, desapareció. Con todo esto, María recuperó la sección original con los bolos graníticos resultantes de la propia excavación, dialogando así con el territorio y reciclando todo el material.

El proyecto dividido en procesos comienza por la antropización, siendo esta la construcción de los muros que recogen la visión al horizonte y contienen el terreno; la adaptación, en donde el espacio se amolda a dichos muros y estos se acomodan a la roca natural, dignificando su presencia; la naturalización, siendo la naturaleza la que coloniza los parterres; y la zonificación, donde las zonas de ocio se recogen en la parte superior, logrando una naturalización del espacio a medida que se desciende por las terrazas.

A través de la intervención, se recuperó aquella memoria cultural que había desaparecido bajo los escombros, otorgándole asi un mayor valor, especialmente para sus vecinos.

Es por ello que el paisaje no es solo proyecto, es reunión, comunidad, sentimiento e identidad.

El estudio del paisaje en todas sus formas otorga una visión armónica y sostenible de nuestros espacios que, favorecida por la perspectiva femenina, los transforma y potencia desde una sensibilidad única.

 

 

Lara Caamaño