109
Ê
UÊ-ÌʳÊ
ÊrÊ ÌʳÊ-
Ê
UÊ-ÌÊ³Ê ÌÊrÊ ÀÌʳÊ-
Ê
UÊ i-ÌÊrÊ Ê³Ê-
Ê
UÊ ÞÊrÊ-
Ê
UÊ ÀÌÊrÊ-ʳÊ*ʳÊ+Ìâ
Ê
UÊ ÀÌʳÊ,ÌÊrÊ-Ê³Ê Ê³Ê+Ìâ
Ê
UÊ ÀÌÊ³Ê ÃÊrÊ ÌʳÊ-ʳ+Ìâ
Sillimanita (2). La blastesis de sillimanita continuó durante D
3
y el principio de D
4
(M
3
). Las
crenulaciones de D
3
pueden afectar a los nódulos y haces de fibrolita de la S
2
, plegando las madejas
de fibras y recristalizando otras nuevas paralelamente al plano axial de los micropliegues. También
aparece en planos discretos de cizalla, oblicuos a la fábrica regional de D
2
y en relación con los
accidentes dúctil-frágiles tardíos de D
4
, y en planos C de cizalla y en bordes de andalucitas en relación
concreta con la Falla de Berzosa.
La andalucita en roca es infrecuente. En alguna muestra, al N de Montejo de La Sierra, se ha
observado formándose a partir de sillimanita (1); pero donde resulta algo más abundante es más
hacia el E, en las cercanías de la Falla de Berzosa, formándose a partir de distena (hay que recordar
que es distena metaestable, en el campo de estabilidad de la sillimanita), de granate (Lámina XXIVb)
o de estaurolita (Lámina XXIVc). Se presenta como poiquiloblastos que atrapan estáticamente la S
2
e incluso pseudomorfizan charnelas de micropliegues de D
3
. También puede aparecer reemplazando
a la distena de las venas de cuarzo, plagioclasa y moscovita sin-D
2
, siendo a su vez reemplazada por
sillimanita (2), por lo que su blastesis debe ser post-D
3
o sin-D
4
extensional (M
3
), sin poder descartar
un inicio anterior (tardi-D
2
como muy temprano).
Las relaciones petrográficas entre los tres polimorfos alumínicos ha sido un problema tratado por
otros autores. Para Arenas et al. (1982), la transición siempre tiene un sentido progrado (distena
→
andalucita
→
sillimanita), que es el orden de transformaciones visible en algunas de las venas con
silicatos alumínicos. Sin embargo, Casquet (1986) y Azor et al. (1991a) reconocen la existencia de
dos blastesis diferentes de sillimanita. La última de ellas podría corresponder a una nueva entrada
en condiciones de sillimanita desde el campo de estabilidad de la andalucita o a la coexistencia de
andalucita y sillimanita en determinadas condiciones según microdominios de diferente presión de
fluidos. De acuerdo con las evidencias petrográficas y la zonación metamórfica, nos inclinamos por
la primera de las dos explicaciones alternativas de Casquet (1986). Estas evidencias son:
UÊÊ
>Ê«ÀiÀ>Êv>ÃiÊiÊVÀÃÌ>â>ÀÊiÃÊ>Ê`ÃÌi>ÊÞÊÃÕÊL>ÃÌiÃÃÊ`iLÊV>ÀÃiÊÞ>Ê`ÕÀ>ÌiÊ
1
, pero llegó
hasta momentos avanzados de D
2
, correspondiendo al desarrollo de la zonación Barroviense
M
1
visible estructuralmente por encima.
UÊÊ
-i}Õ`>iÌi]Ê`ÕÀ>ÌiÊ>ÊÃ>Ê
2
, se pasó a condiciones de estabilidad de sillimanita (distena
→
sillimanita (1)). La presencia de distena relicta y de posibles pseudomorfos en los niveles con
sillimanita (1) orientada según S
2
, indica una trayectoria descompresiva de las rocas durante
Petrografía