Nuestra filosofía

Independientemente de los trastornos, las personas somos distintas, tenemos preferencias, experiencias, vivimos en entornos que nos caracterizan, nos rodean personas concretas y diferentes.

Los derechos y deberes prevalecen sobre las diferencias porque, ante todo, somos personas y como tales queremos ser tratadas siempre, con confianza, credibilidad, capacidad...

Si queremos ayudar tenemos que creer en las mismas, en sus proyectos, sus deseos, sus particularidades, en lo que quieren ser por ellas mismas y todas tienen deseos, intenciones, piensan, escuchan, comprender… aunque sean algo diferentes en ello. Todas necesitan sentirse importantes, que las escuchemos, que observen que las queremos como son, que creemos en ellas. Por ello, empezamos por ayudar a construir su proyecto de vida con ellas, ayudándoles a concretar sus intereses, motivaciones, alegrías, placeres, miedos, sensaciones de todo tipo. Todas las personas necesitamos de las demás (somos seres sociales) porque nuestro cerebro es social; necesitamos aprender a vivir con las otras, a sentirnos iguales y diferentes. Aprender a vivir con las demás personas no es sencillo pero necesitamos ejercitar, desarrollar hábitos de vivencia y convivencia con las demás personas, algunas con más intensidad que otras. En este sentido, las personas con TEAs y otros Trastornos del Neurodesarrollo son, ante todo, personas a pesar de su diversidad  a mayores por comprenden y observan su entorno en función de su forma de comprender, pensar, entender, relacionarse,…. Como personas, necesitan de un papel activo que desempeñar en la sociedad, sentirse útiles, con sentido en sus vidas, importantes para las demás personas.

Como todas las personas, necesitan vivir una Vida satisfactoria, cálida y agradable, lo que implica atender a:

  • Sus relaciones interpersonales: para que dispongan y experimenten de las interacciones y relaciones sociales positivas de diferente tipo y con distintas personas (familia, amistades…).
  • Su inclusión: que les permita sentirse parte activa de la sociedad, participen en comunidad en igualdad con el resto de las personas, que disfruten de entornos accesibles que contemplen sus necesidades derivadas de su TEA/TND. Todas las personas necesitamos de las demás para aprender a vivir y convivir con ellas en sus comunidades de referencia participando en las mismas.
  • Su autodeterminación: disponiendo de capacidades y oportunidades para elegir lo que quieren y cómo lo quieren, así como aprender a priorizar sus metas personales, tomar decisiones y ser autónomas con respecto a su vida y entornos vivenciales.
  • Su desarrollo personal: posibilidad de crecer y aprender siempre, accediendo a conocimientos que le contribuya su mejora como personas y su realización personal, sintiéndose valoradas por sus capacidades, destrezas y habilidades, conociendo sus dificultades.
  • Su bienestar emocional: se sientan seguras, aceptadas y recogidas, satisfechas consigo mismas y conscientes de sus vidas, sus deseos y sueños, sus oportunidades y posibilidades.
  • Su bienestar físico: buena salud, realizando una vida sana (alimentación, ejercicio, sueño…) con actividades diversas y variadas en beneficio de su salud.
  • Su bienestar material: dispongan de satisfacción de necesidades y sean capaces de gestionar sus propios recursos económicos (comprar, ahorrar…) y/o materiales.
  • Sus derechos: siendo consideradas y tratadas en condiciones de igualdad, con respecto, sintiéndose importantes, contando con sus opiniones, deseos, intimidad, teniendo la posibilidad y capacidad de expresarlos en sus diferentes contextos.

Por ello, debemos vigilar y proporcionar a las personas, los Apoyos personalizados con sus diferencias y en función de las demandas concretas y específicas.

Los servicios profesionales deben centrarse en la persona disponiendo de sus contextos para aprender y desarrollarse facilitando la atención de sus demandas y necesidades, deseos e intereses teniendo en cuenta la diversidad determinada por la alteración del neurodesarrollo que presente pero nunca, siendo esta la particularidad que defina a la persona.

Las personas con TEA/TND tendrá sus sueños, deseos, esperanzas, sentimientos y dificultades como todas y cada una de las personas, y también de forma diferenciada; la oportunidad de participar con voz propia con el derecho a poder decidir, construir y determinar su proyecto de vida. Sus posibilidades dependen de su capacidad de vivir entre y con los demás, de participar en sus entornos, de ser aceptada y, como debe ser, contemplada como diferente, aprendiendo a comportarse y comunicarse en una vida de convivencia harmónica y feliz.

Como todas as persoas...

SON IGUALES

El desarrollo intelectual necesita de la interacción y mediación del mundo de los objetos y las personas. A este respecto, Vygotski (1979) señala que, el acceso a las capacidades de tipo superior (memoria, atención, percepción y pensamiento) se produce mediante el contacto con las personas y comporta una serie de logros en cuanto al control del entorno por parte de la persona y la actuación consciente (frente a la instintiva original). Estas capacidades psicológicas superiores son atributos que se presentan inicialmente de forma natural o elemental y el proceso de adquisición de la cultura los convierte en socializados o superiores.

Es por ello que la relación social tiene una importancia fundamental en el comportamiento y en el desarrollo de las personas. El comportamiento se plasma en las actividades en que se participa. Hay comportamientos que son momentáneos y otros que representan desarrollo, en tanto que son intencionales y planificados. Para que se produzcan estos comportamientos es fundamental que exista un entorno estimulante y que se produzca una participación en las actividades que lleven a cabo en su medio físico-social.

Es en este proceso de apropiación de la cultura donde el niño hace suyo el mundo de los objetos y las relaciones que lo rodean. Este proceso se realiza de una forma activa construyéndose la inteligencia mediante la comunicación práctica y verbal con sus iguales, en una actividad común con ellos. El individuo establece muy pronto una comunicación verbal con los que le rodean, construye conocimiento con las palabras, comienza a entender su significado y a usarlas activamente en su lenguaje. Esta apropiación del lenguaje constituye la condición más importante para su desarrollo mental donde al niño, se le presenta la riqueza del saber acumulado por la humanidad: en forma de contenidos sobre el mundo que le rodea.

A la hora de comprender el desarrollo del conocimiento, Piaget (1978), señala tres formas de  comportarse del ser humano al tratar con la realidad, a través de que conoce, se relaciona e interacciona con su medio:

  • ASIMILACIÓN: el niño utiliza sus capacidades para estudiar las condiciones del medio en función de sus posibilidades de exploración. Parece como si, en algún momento del desarrollo, el ser humano tuviera la necesidad de probar a asimilar (analizar, estudiar o explorar su medio) con el simple objeto de desarrollar este mecanismo del desarrollo cognitivo
  • ACOMODACIÓN: el niño utiliza sus capacidades disponibles con la intención de solucionar y dar respuesta a las demandas y necesidades externas surgidas de la asimilación. Piaget señala la imitación como una manifestación típica de esta acomodación (entrenamiento, experimentación y representación de la misma)
  • ADAPTACIÓN: resultado de las dos acciones anteriores. El niño ajusta su comportamiento con el entorno físico y objetal, organizándolo en sus estructuras mentales de forma que, en función del estadio de desarrollo percibe una forma de organización así como las demandas que se le expone y soluciona los desequilibrios que le expone este medio con la estructura mental que en ese momento posee. La adaptación como comportamiento es la meta hacia la que se dirige el individuo en cualquier momento de su desarrollo.

Las personas con TEAs/TNDs pueden ser más inteligentes, es decir, tienen una evolución permanente, creciendo y desarrollándose, con necesidades que cambian en función de estos avances. El desarrollo estas personas depende de: su Estimulación, el desarrollo de Apoyos Ajustados a sus Necesidades y Demandas, a sus capacidades y Potencialidades Individuales por lo que el aprendizaje debe partir de sus Capacidades, Ayudas contingentes y los Apoyos Recibidos (Educativos, Familiares, Escolares, Sociales…) tanto en cantidad como en calidad debiendo ser ajustados al grado de las mismas en función de sus capacidades y dificultades para lo que es necesario el diagnóstico y/o juicio clínico.

Alrededor de la persona con trastornos del neurodesarrollo, de su apoyo y atención, de la formas en como concebimos la actuación y cómo podemos analizarlos y enjuiciarlos, dependen muchas de las sensaciones que transmitimos así como de la confianza y creencia con las que realizamos nuestro trabajo educativo; nos referimos al efecto de las expectativas y de las profecías autocumplidas. Las nociones y concepciones más antiguas temporalmente dan lugar a la forma como enfocamos y transmitimos nuestras creencias y percepciones hacia las demás personas, por ello, es importante resaltar una serie de principios de actualidad vigente en el ámbito de la ciencia psicológica, educativa y asistencial; también porque nos ayuda a comprender determinadas formas de actuación y reflexión en ámbitos profesionales y cotidianos.

En los últimos años de la década de los cincuenta del siglo XX, N. Bank-Mikkelsen, por entonces director del Servicio Danés para el Retraso Mental, proclama el principio de normalización que define cómo: "La oportunidad de que las personas con alteraciones del desasrrollo realicen una vida tan próxima a lo que consideramos típico y cotidiano de las demás personas como sea posible".

Diez años después, en 1969, B. Nirje, director ejecutivo de la Asociación Sueca para Niños con Alteraciones, ahondó en este principio planteando: "Hacer accesibles a las personas con alteraciones mentales las pautas y condiciones de vida cotidiana que sean tan próximos como sea posible a las normas y pautas de la generalidad del resto de la sociedad".

Desde los países escandinavos, este principio se extiende por toda Europa y llega a los Estados Unidos y Canadá, desde donde W. Wolfensberger (1972)  retocará la definición de este principio de normalización dándole un planteamiento más didáctico:

Normalización es la utilización de medios culturalmente normativos (familiares, técnicas valoradas, instrumentos, métodos, etc.), para permitir que las condiciones de vida de una persona (ingresos, vivienda, servicios de salud, etc.) sean por lo menos tan buenas como las de un ciudadano medio y mejorar o apoyar en la mayor medida posible su conducta (habilidades, competencias, etc.), apariencia (vestido, aseo, etc.), experiencias (adaptación, sentimientos, etc.), estatus y reputación (etiquetas, actitudes, etc.).

El principio de normalización ha ido  evolucionando de tal manera que de una aplicación exclusiva a las personas con alteraciones intelectuales se amplía a cualquier persona. No sólo se trata de un resultado (cómo expone Bank-Mikkelsen, 1972), o de poner especial énfasis en los medios (cómo lo hace Nirje, 1972), sino que contempla conjunta y consecuentemente tanto los medios como los resultados (siguiendo a Wolfensberger, 1972). No se trata de un conjunto de actuaciones (aplicables solo o principalmente al Sistema Educativo), sino de unos principios rectores dirigidos a todo el sistema de vida, referidas tanto a la persona con discapacidad como a la sociedad en que vive. Por tanto, también se ve influenciada por la psicología social (el entorno social es no sólo base sino fundamento de su aplicación) o por la psicopedagogía (la capacidad de aprender y los mecanismos de aprendizaje son fundamentales en su implementación).

El principio de normalización comienza a tener una importante presencia en el planteamiento de políticas de atención sobre la diversidad funcional y su principal consecuencia será la presentación en el Reino Unido en 1978 del "Informe Warnock", que señala que "todos los niños y niñas tienen derecho a asistir a la escuela ordinaria de su localidad, sin posible exclusión". Así mismo, se cuestiona la identidad de las personas con una alteración del neurodesarrollo, señalando que presentan una necesidad especial y que, por tanto, precisan también de ayudas y atenciones especiales, pero respetando el derecho a la educación dentro del sistema ordinario.

Surge con ello, el principio de integración en la función escolar y se verá extendido a otras parcelas:  llegando a hablar de "integración social" o "integración laboral". La integración desborda las aulas y llega a ser plasmada, como en el caso de España, en normas de máximo rango, para ser entendida como: la incorporación, por derecho propio, a un grupo para formar parte de él.

Los defensores del principio de integración reivindican derechos legítimos y propios que son inherentes a la persona y que se le deben reconocer. De igual manera, se hace referencia a un grupo social y comunitario, a lo que la persona pertenece y del cual no se puede apartar. Sus principios dejan evidente la necesidad de una aproximación del entorno a la persona (adaptaciones curriculares o en el puesto de trabajo, medidas excepcionales de discriminación positiva, etc.), desplazando el centro de la atención de la persona al medio en el que vive para el proceso de incorporación de esta persona al mismo.

En junio de 1994, la UNESCO celebra en Salamanca (España) la Conferencia Mundial sobre Necesidades Educativas Especiales, bajo el título "Acceso y Calidad". En el marco de esta Conferencia se produce un nuevo giro del  proceso de atención y concepción de la persona con diversidad funcional que deriva en la inclusión. Este principio de inclusión afecta a los planteamientos dentro del Sistema Educativo Ordinario.

La irrupción del principio de inclusión pretende marcar las diferencias con respeto a etapas previas por lo que empieza a definir sus finalidades centrándolas en:

  • No discriminación en función de las condiciones de diversidad o alteración de desarrollo intelectual de la persona (el sistema educativo señala la educación "separada o exclusiva" como parte de la enseñanza "general u ordinaria").
  • Proveer las mejores condiciones y oportunidades (en el sistema educativo se considera imprescindible el aumento de recursos personales y materiales para el avance de la inclusión que repercutirá en todo el alumnado).
  • Involucrar a todos/as en las actividades, siendo apropiadas para su edad cronológica (en el sistema educativo implica tanto a la actividad en las aulas como a las fuera de ellas). 
  • El  principio de "inclusión" ha seguido evolucionando generalizándose a otros planos sociales. Tal es la relevancia de la aplicación de esta joven terminología y conceptualización, que la propia Liga Internacional de Asociaciones a favor de las Personas con Alteraciones del desarrollo intelectual modifica su nombre por el de "Inclusión Internacional".

Por tanto, las personas con TNDs como todas las personas tienen el pleno derecho a:

  1. Una vida independiente y desarrollarse en la medida de sus posibilidades;
  2. El acceso a un diagnóstico y una Evaluación precisa y sin perjuicios que redunde en la mejora de su aprendizaje y desarrollo
  3. Una educación accesible y apropiada;
  4. Participar en cada decisión que afecte su futuro;
  5. Un alojamiento accesible y adecuado;
  6. Acceder a los equipamientos, asistencia y servicios de soporte necesarios para una vida plenamente productiva en la dignidad y la independencia;
  7. Percibir un ingreso o un sueldo que le alcance para alimentarse, vestirse y alojarse adecuadamente como cualquiera otra necesidad vital;
  8. Una formación que responda a sus deseos y a un empleo adecuado, sin discriminación ni perjuicios. La formación y el empleo deben tomar en cuenta las capacidades y los intereses del individuo;
  9. Asistencia jurídica y al mantenimiento total de sus derechos legales;
  10. Acceso a la cultura, las distracciones, el tiempo libre, las actividades deportivas y poder disfrutarlos plenamente;
  11. Utilizar y aprovechar todos los equipamientos, servicios y actividades puestos a disposición del resto de la comunidad.

Nueva sección de contenido

La calidad de vida es un concepto que refleja las condiciones de vida deseadas por una persona en relación con 8 necesidades fundamentales que representan el núcleo de las dimensiones de la vida de cada uno: bienestar emocional, relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos (Schalock, 1999).

Los principios esenciales sobre los que se fundamenta el concepto de calidad de vida son:

  • La calidad de vida posee los mismos factores y relaciones para todas las personas independientemente de su condición y diversidad.
  • Se tiene calidad de vida cuando se satisfacen los sueños, deseos y necesidades de una persona y la oportunidad de buscar su enriquecimiento en los ámbitos de vida.
  • Los componentes son objetivos y subjetivos, pero la percepción de la persona refleja la calidad de vida que experimenta.
  • Se basa en demandas/necesidades, elecciones y control personal.
  • Es un constructo multidimensional influenciado por factores personales y ambientales como las relaciones personales, la vida familiar, las amistades, el trabajo, la comunidad en que se vive, la vivienda, la educación, la salud, el estándar de vida y el estado del entorno social más amplio.

Existe una base importante de estudios que logran establecer una indicadores que permiten evaluar operacionalmente el concepto de calidad de vida. Entre estos indicadores podemos señalar:

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El modelo de calidad de vida orienta, además de políticas sociales y prácticas profesionales concretas (Schalock y Verdugo, 2013). Por ejemplo, el fomento de bienestar emocional se produce al sentirse un persona en un entorno predecible y no amenazante, libre de estrés innecesario; las prácticas, generalizadas en el campo de las alteraciones del espectro del autismo, de información mediante claves concretas y por adelantado, mediante sistemas comunicativos funcionales, van dirigidas a este resultado (estas prácticas no se tienen por qué realizar con la intención de fomentar una habilidad –aunque se produzca realmente ese desarrollo, sino por el mero hecho de lograr resultados personales, en términos de mejora de la calidad de vida), además deben procurar un impacto relevante en la regulación y control de conductas disfuncionales.

Otra buena práctica para el fomento del bienestar personal es el apoyo en la gestión adecuada de situaciones de duelo, ayudando a la persona a entender, expresar y sobrellevar la pérdida de personas relevantes en su vida. Desde la perspectiva de una educación centrada en la calidad de vida el objetivo de gestión del duelo es clave dado que sus consecuencias (depresión, tristeza, alteración en el comportamiento…) afectan a la propia vida y su calidad además de atender al origen de las mismas.

Otra dimensión clave para calidad de vida son las relaciones interpersonales dada la importancia para el aprendizaje de la vida y la convivencia que tienen los compañeros, iguales, amistades… y sus diferencias y similitudes. La amistad y las relaciones con iguales están adquiriendo relevancia en el ámbito de la calidad de vida por lo que deben tenerse en cuenta las dificultades que poseen las personas con TEA para ello, para crear y mantener amigos por lo que serán objetivos prioritarios en el desarrollo de apoyos y ayudas en este contexto. .

Entre los conceptos y dimensiones en torno a la vida con calidad de las personas, irrumpe con mucha fuerza el de autodeterminación; esto se produce porque estamos aprendiendo a escuchar y valorar lo que aportan las personas con trastornos del neurodesarrollo y las interesantísimas y provocadoras consecuencias, tanto para la familia, como para los profesionales y servicios. Dada su importancia, le vamos dedicar un apartado de forma exclusiva.

No cabe duda alguna que la atención y educación en personas con trastornos del espectro de autismo debe tener por objetivo esta calidad de vida y obviar muchos de los planteamientos que se hacen hasta este momento basados en el desarrollo de determinadas capacidades y/o habilidades al margen de los entornos naturales y vida de todas las personas. Como señala el informe Warnock, existe una sola sociedad que crea sus instrumentos para aprender a vivir en ellas con todas las personas y no procurar la presencia, participación y aprendizaje en estos ámbitos significa impedir su aprendizaje y desarrollo; la familia, la escuela, la comunidad y la propia sociedad poseen estos instrumentos a través de los cuales vamos aprendiendo a vivir y convivir. La tarea desde la vida real de la persona en plenitud, más allá de su diversidad consiste en procurar los apoyos para su calidad de vida que puede servir para afrontar, desde una perspectiva nueva, el dilema referido a las modalidades educativas del alumnado con barreras para la presencia, el aprendizaje y la participación con el apoyo educativo que faciliten su calidad de vida en los ámbitos normales y comunitarios entre todos y todas las personas facilitando la convivencia y calidad de vida de todas las personas.

La educación implica las oportunidades para el desarrollo de las dimensiones de la vida de cada una y todas las personas sobre el supuesto de que la diversidad enriquece. La planificación educativa y su evaluación para la mejora deben estar enfocadas a responder a las necesidades y deseos del alumnado en la busca de la mayor calidad de vida y su satisfacción lo que exige el respecto de los derechos de cada persona así como aprender a cumplir con los deberes.

El modelo de calidad de vida nos sirve para sensibilizar y promover el avance hacia una concepción más humana de la diversidad funcional y la introducción de prácticas de mejora continua, en la provisión de servicios, así como mejorar las políticas sociales en relación al ámbito de la misma (Schalock, 1999).

 La calidad de vida está delimitada también por la autodeterminación, es decir, “la capacidad para realizar elecciones respecto a las propias acciones, libre de influencias externas indebidas” (Wehmeyer, 1996, p.8). Este concepto recoge una de las bases esenciales para las personas en su logro de metas y el cumplimiento de deseos como el control de la propia vida.

Uno no siempre puede hacer lo que desee, hay determinadas reglas que exigen e impiden realizar ciertas acciones o que nos obligan a hacer otras. Todas las personas influyen en el comportamiento de su ámbito, por ello hablamos de interdeterminación, para enfatizar ese carácter relativo de la autodeterminación sin que ello afecte a su capacidad y relevancia.

La autodeterminación no es hacer las cosas por uno mismo, es saber lo que quieres y tratar de conseguirlo; significa que la persona controla su vida y su destino; algo tan simple y tan complejo como eso. La autodeterminación es siempre interdeterminación, pues todas las personas estamos, parcialmente al menos, mediadas por las leyes y reglas culturales y sociales. Las personas valoramos ser agentes causales, actores, de aspectos relevantes en nuestras vidas y, en ello reside, de modo importante, nuestra percepción de tener una buena vida y de calidad.

Algunos componentes esenciales de un currículo sobre autodeterminación son: aprender a elegir, a tomar decisiones; aprender a establecer metas personales y lograrlas; resolver problemas; tener autonomía; capacidad de autodefensa; autoconciencia (reconocimiento de los puntos fuerte y débiles personales...). Al respecto, Wehmeyer (1996, 1999) propone cuatro características que definen las acciones autodeterminadas, y que pueden sintetizarse en la siguiente figura:

modelo

Modelo Funcional de Autodeterminación. Extraido de “Autodeterminación y Alteraciones del Desarrollo Intelectual” por _M. Baña Castro y L. Losada Puente, L. p. 135. Copyright, 2017, por EOE.

CAPACIDAD DE AUTONOMÍA. Un comportamiento es autónomo si la persona actúa según sus propias preferencias, intereses y/o capacidades, libre de influencias externas. Apoyar el proceso de adquisición de la autonomía de la persona supone enseñarla a identificar, nutrirse y desarrollar sus propios recursos internos de motivación; es decir, sus preferencias, metas y  necesidades psicológicas (Reeve y Halusic, 2009).

La persona es beneficiada a nivel de motivación, de compromiso con su bienestar psicológico y con el aprendizaje si quienes  la rodean, la involucran en los procesos de decisiones de forma natural. Si permitimos a la persona participar en las decisiones que le afectan y otras en las que estén involucradas otras personas (unidad familiar, contexto comunitario…), estamos ofreciendo oportunidades para experimentar, perseguir y enriquecer intereses y la búsqueda de objetivos que sean relevantes para ella. En este sentido, dos aspectos son clave en el desarrollo de la autonomía: la capacidad de elección y la toma de decisiones. Desarrollar estas habilidades requiere, de profesionales y familias concienciadas y formadas, que conozcan los intereses y los utilicen como base para actuar, es decir: 

  • Detenerse a compartir tiempo con la persona, para hablar de lo que siente, desea y espera de su vida, de sus gustos, preferencias, simpatías.
  • Estar alerta a sus estados de ánimo (e.g. decaimiento, tristeza, euforia…) que nos pueden indicar que algo ha pasado en alguno de los entornos en que se mueve. Se trata de generar empatía y confianza; de acercarnos, preguntarle lo que pasa y darle apoyo, demostrarle que estamos ahí para hablar y apoyarla.
  • Facilitar la toma de decisiones en las rutinas diarias (e.g. adonde ir, qué hacer, cómo vestirse en función del clima…).
  • Permitir que personalicen sus espacios (e.g. decorar su habitación) y disponga de espacios propios donde pueda tener intimidad y guardar sus objetos personales.
  • Ofrecerle la oportunidad de conocer y elegir entre distintas posibilidades y alternativas de ocio y tiempo libre, de formación y trabajo, etc.
  • Facilitar la toma de decisiones relacionadas, primero, con habilidades básicas de vestido (e.g. seleccionar la prenda adecuada en función del clima) y de auto-cuidado (e.g. elegir como peinarse, como cortarse el pelo…) y, progresivamente, incrementar el nivel de exigencia hacia decisiones de mayor trascendencia (e.g. dónde y con quién vivir, qué estudiar, en qué trabajar…).
  • Generar alternativas de elección entre las responsabilidades de una vida de convivencia (e.g. la realización de tareas del hogar entre todos los miembros de la familia, decidir sobre las opciones de ocio…), promoviendo al mismo tiempo sistema de auto-organización dentro del núcleo de convivencia.
  • Hacer que el entorno sea comprensible, a fin de incrementar su autonomía en los desplazamientos, la vida en comunidad y su adaptación a los cambios que acontecen en su entorno próximo. Es necesario involucrar a la persona en actividades participativas y de relación con su ambiente cercano (e.g. salir al parque, dar un paseo, hacer uso de los servicios de la comunidad, los medios de transporte, los centros de ocio…).

En definitiva, se trata de superar las actitudes de protección y sobreprotección, de miedo a que pueda ocurrirle algo malo a la persona; es necesario permitir a la persona elegir y tomar decisiones sobre su vida, más aún, equivocarse y experimentar las consecuencias de sus conductas.

CAPACIDAD DE AUTORREGULACIÓN. Es un sistema complejo de respuesta que permite que las personas analicen sus ambientes y sus repertorios de respuesta para desarrollarse en estos ambientes y tomar decisiones sobre cómo actuar, para actuar y para evaluar los resultados obtenidos, revisando sus planes cuando sea necesario. La autorregulación incluye:

  • Estrategias de autocontrol:
    • Automonitorización (observación del ambiente social y físico propio). Se trata de dotar a la persona, progresivamente, de una mayor independencia y control sobre las actividades que realiza, sin supervisión, protección o cuidado. Implica permitirla que asuma riesgos y ser capaz de cuidar de su propia seguridad.
    • Autoevaluación (realización de juicios sobre lo correcto de un comportamiento comparando lo que se está haciendo con lo que se debería haber hecho): Apoyarla en la toma de decisiones acerca de cómo y cuándo actuar, de la forma para evaluar los resultados y sus efectos (positivos o negativos) y planificar cómo mejorar sus actuaciones.
    • Autorrefuerzo (autoadministración de las consecuencias contingentes con la ocurrencia de conductas objetivo): Permitir que ella misma afronte los desafíos de la vida; lo que no quiere decir que no le apoyemos pero sin intervenir directamente dándole la oportunidad de hacerlo por si misma, de experimentar y ver los efectos de su actuación; progresivamente, aprenderá a resolver las situaciones empleando estrategias aprendidas y adaptándolas al ambiente en el que suceden.
    • Establecimiento de metas y conductas de logro: Instruirla en las habilidades relacionadas con el establecimiento de metas, formulación de planes de vida y orientarla al logro de objetivos personales, interesándonos por lo que le gustaría hacer o ser en el futuro y ayudándola a buscar opciones para alcanzar sus metas.
    • Conductas de resolución de problemas: Asesorarla en la búsqueda de soluciones a las situaciones problemáticas (e.g. problemas con algún compañero de la escuela o del trabajo, dificultades para interactuar con otras personas), permitiendo que sea ella misma quien alcance la solución.
    • Estrategias de aprendizaje Observacional: Enseñarla a comprender que la vida es un cúmulo de imprevistos; que aprenda que no todo sale siempre como uno quiere y que no por ello debe frustrarse. En primer lugar, pueden ofrecérsele a la persona alternativas que tengan el mismo valor motivacional, como, por ejemplo: “quizás hoy comamos pasta o quizás pizza”, para progresivamente incrementar las alternativas y su valor motivacional:“e.g. quizás hoy podamos ir al parque/a tomar algo, quizás no” e inclusivo ofreciendo explicaciones simples a dichas alterativas: “e.g. si llueve, hoy no podremos salir”. 
  • Actitud de percibirse capacitado psicológicamente, en función de su creencia de que “tienen el control sobre las circunstancias que son importantes para ellos (locus de control interno), poseen las habilidades para alcanzar los logros deseados (autoeficacia) y, si deciden aplicar sus habilidades, los logros identificados se conseguirán (expectativa de resultado).
  • Actitud para actuar de forma autorrealizadora. La persona autodeterminada se autorrealiza si hace uso de un conocimiento comprensivo y razonablemente acertado de ella misma, sus puntos fuertes y sus dificultadess, para actuar de una determinada manera así como sacar provecho de ese conocimiento (Wehmeyer, 1996). Por tanto, la autorrealización depende de la experiencia, de la interpretación que demos al contexto y de cómo las otras personas relevantes nos vean.

Como señala Tamarit (2001), el comportamiento de una persona será más adaptado cuanto más control perciba sobre su entorno, tanto en sus actuaciones como en el conocimiento de los eventos futuros y su consecuente anticipación.

CAPACITACIÓN PSICOLÓGICA O EMPODERAMIENTO (empowerment): creencia en la propia capacidad para realizar lo que uno se propone. Se fundamenta en la idea de ofrecer protagonismo a las personas, facilitando el control de su propia vida y fomentando su autodeterminación y su vida independiente digna y con calidad, Para ello es preciso:

  • Enseñar a la persona de qué y cómo defenderse y representarse ante los demás, mostrándole cuáles son sus derechos y también sus deberes en el hogar, la escuela, el trabajo y en la sociedad por medio del modelado en habilidades de:
    • Asertividad: aprender a defender los propios derechos sin agredir o ser agredido (e.g. en lugar de enfadarnos, alterarnos o alzar la voz porque la persona no ha recogido cuando se lo hemos pedido, le diremos “No has recogido, tal y como te había pedido y eso no me ha gustado. La próxima vez, si necesitas ayuda o te vas a demorar, dímelo para que no me sienta así”).
    • Negociación: aprender a comunicar lo que desea y escuchar lo que la otra persona quiere, para dar solución o alcanzar el equilibrio entre las partes implicadas (e.g. La persona quiere ver la TV, pero nosotros queremos que primero nos ayude a recoger. Podemos decirle “Primero, ayúdame a recoger esto y, cuando terminemos podremos ver la TV juntos”).
    • Compromiso: apoyar a la persona a persistir en el logro de sus metas, mostrándole que la vida está llena de retos y de imprevistos a los que debe hacer frente para lograr sus objetivos (e.g. “Lo estás haciendo muy bien; mira ya todo lo que has conseguido y qué poco falta para conseguir lo que querías”.
    • Persuasión: ofrecer a la persona estrategias de defensa de sus propias opiniones o ideas y tratar de convencer a la otra persona mediante el razonamiento, la información y/o los sentimientos (e.g. mirar a los ojos de la persona con la que habla, para que se interese por lo que dice y escuche; animar a la otra persona a ofrecer su opinión para confrontarla…)
    • Escucha activa: instruir en la habilidad de escucha atenta y cuidadosa de lo que otras personas dicen, asegurándose de estar segura de lo que ha escuchado (e.g. conversar con la persona, contarle una historia o algo que nos ha acontecido y pedirle su opinión “¿qué crees tú de lo que te he contado? ¿Cómo puedo arreglar…?”).
  • Ofrecerle refuerzos positivos ante las conductas bien realizadas, poniendo en valor sus capacidades, sus posibilidades y sus oportunidades, dejando en un segundo lugar los valores negativos pues pueden dar lugar a un aumento de las autoevaluaciones negativas y, con ello, a estados emocionales ambivalentes. Se trata de provocar en la persona creencias y percepciones positivas de sus habilidades para comportarse de forma exitosa.
  • Ayudarla a comprender y a utilizar la autoevaluación como eje clave sobre el que apoyar las decisiones apropiadas, sabiendo pedir ayuda cuando sea necesario.
  • Apoyar y promover sus habilidades y valores para que alcance con éxito sus objetivos, favoreciendo la colaboración, la solidaridad y el trabajo en equipo.
  • Ofrecerle información sobre sus opciones formativas y laborales, según sus gustos y habilidades, fomentando la confianza en sus posibilidades de alcanzarlas.

CAPACIDAD DE AUTORREALIZACIÓN O AUTOCONOCIMIENTO: el conocimiento de las propias habilidades y capacidades y de las dificultades o menos capacidades. Se adquiere por experimentación con el ambiente y la interpretación que la persona hace de éste, viéndose influenciada por las valoraciones que otras personas, relevantes para la persona, hagan de ésta, los refuerzos y las atribuciones de la propia conducta. Para lograr un adecuado desarrollo de esta capacidad es fundamental:

  • Fomentar que la persona tenga una imagen positiva de sí misma, dándole oportunidades y alternativas para la participación en actividades diversas.
  • Promover la experimentación y la comprensión del entorno, facilitando no solo las salidas con familiares y amigos sino, también, involucrarse en tareas que requieran probar sus habilidades de comunicación, interacción y ejecución de la tarea (e.g. si le decimos a la persona que vaya a comprar pan, no solo le estaremos ofreciendo la oportunidad de desarrollar sus habilidades de la vida en comunidad relacionadas con la autonomía sino, también, su capacidad para sentirse útil y valorada en el seno familiar para interactuar con otras personas y emplear la comunicación para hacer la demanda).
  • Valorar y reforzar las acciones y conductas que realiza bien. Se trata de premiar con elogios y confianza en las personas y no con recursos materiales (e.g. “Muy bien! Genial! Muchas gracias por tu ayuda!”).
  • Seleccionar enfoques a la tarea en los que la persona vea reflejada una comprensión adecuada de sus competencias personales. Se trata de exigir a la persona, de forma progresiva, teniendo en cuenta las habilidades ya adquiridas para evitar la frustración (e.g. Si la persona está aprendiendo a desplazarse solo en su entorno próximo para ir a comprar el pan, una vez que ésta habilidad está adquirida, podremos pedirle que nos ayude a elaborar la lista de la compra, a pensar qué cosas son necesarias para casa, acompañarle a hacer la compra y posteriomente, solicitarle que sea ella misma quien se encargue de la compra).
  • Fomentar la comunicación en el hogar (e.g. preguntarle por cómo le ha ido el día, preocuparse y mostrarse interesado por sus sentimientos, sus opiniones; compartir con ella acontecimientos…) y las interacciones sociales significativas con amistades y personas conocidas (e.g. animarle a que llame a sus amistades y quede con ellas, permitirle decidir con quién quiere salir…), generando un clima social afectivo positivo y facilitando su participación en actividades diversas y enriquecedoras.

Las características de la conducta autodeterminada van surgiendo, en un proceso que dura toda la vida, a medida que las personas van adquiriendo los diferentes componentes de la conducta autodeterminada; algunos de estos son: la elección, la toma de decisiones, la resolución de problemas, el establecimiento de metas y la adquisición de habilidades, la autoobservación, evaluación y autorrefuerzo, el locus de control interno, las atribuciones positivas de autoeficacia y las expectativas de resultado, el autoconocimiento y el conocimiento de sí mismo (Wehmeyer, 1996).

SON DIFERENTES

O principio de igualdade de oportunidades atopou expresión no movemento de inclusión; Con iso, intentamos visualizar as barreiras para a presenza, a aprendizaxe ea participación das persoas en exclusión debido ás súas alteracións no desenvolvemento neurotípico con respecto á maioría das persoas. Isto non significa que o desenvolvemento segue un patrón ordenado ou que as persoas neurotípicas non teñan alteracións no desenvolvemento, só que non afectan significativamente o desenvolvemento das nosas vidas con e sen o apoio necesario tamén doutras persoas.

A inclusión pódese entender inmersa no principio de normalización como o dereito de persoas con algún tipo de alteración ou desorde do neurodesenvolvemento para participar en todos os ámbitos da sociedade ou da comunidade no ámbito ordinario da aprendizaxe de vida nos contextos que a a sociedade creou e desenvolveu capacidades en ambientes experimentais e experienciais para os que se necesitan estimulación e aprendizaxe; Estes instrumentos que a sociedade creou son coñecidos por ser únicos e comúns para todas as persoas no seu acceso á educación, a saúde, o emprego, o lecer, a cultura e os servizos sociais, recoñecendo os mesmos dereitos que o resto do poboación. Neste caso, a investigación contemporánea en desenvolvemento nos di que os instrumentos mentais se desenvolven nos cadros e en ambientes vivos, dependendo delas, a súa creación ou a súa construción.

Neste caso, a inclusión móstranos os dereitos e criterios dentro do alcance do paraguas xurídico que facilita que as persoas con trastornos do desenvolvemento neurolóxico teñan posibilidades de aprender e vivir con e entre outras persoas; oportunidades e posibilidades de:

  • A educación como dereito para todas as persoas.
  • Acceso a igualdade de oportunidades e experiencias que permitan o desenvolvemento das súas capacidades de calidade de vida.
  • O dereito á vida con dignidade.
  • Desenvolver as capacidades ao máximo, preparándoas para a vida con e entre outras persoas.
  • A oportunidade de apoio e axuda con discriminación positiva que permite a aprendizaxe eo desenvolvemento con outras persoas.
  • Respecto dos dereitos das persoas, liberdade, xustiza, respecto e promoción da participación en materia de interese.

Inclusión apunta directamente á escola como o instrumento social de igualdade de oportunidades para todas as persoas; un espazo de inclusión social, onde as persoas doutros grupos sociais reúnense, comparten e conviven e aprenden a respectar e valorar a diversidade que nos enriquece como unha sociedade e xente. A calidade educativa reside na creación destes ambientes onde hai unha participación plena, aprendizaxe e éxito para o desenvolvemento dunha vida adulta capaz, autónoma e de calidade. A diversidade debe converterse en oportunidades para todas e cada unha das persoas, xerando os ambientes para o desenvolvemento de todos e cada un.
Como un espazo privilexiado no que todos aprendemos a convivir e cada un ten a oportunidade de desenvolver ao máximo as súas capacidades de aprendizaxe, a escola debe posuír os instrumentos para que todas as persoas se sintan cómodas, aprenda e facilite mellor a vida de todos. persoas inmersas nela. A inclusión educativa debe ser parte da estratexia xeral para acadar unha educación de calidade para todos.
Aínda que a expresión "necesidades educativas especiais" pode ser unha barreira para o desenvolvemento inclusivo e pode ser unha característica da discriminación institucional, forma parte do marco cultural e político de moitos centros e inflúe en moitas prácticas. Eliminando barreiras para xogar, aprender e participar significa mobilizar recursos do centro e do seu contorno. Sempre hai máis recursos para iso que os que se están a usar; por recursos referímosnos / referímonos a profesionais, equipos directivos, nenos, pais / coidadores, grupos locais e tamén en cambio de culturas, políticas e prácticas. Os practicantes poden ter habilidades que non son conscientes ou non está a usar totalmente, pode haber membros da comunidade que comparten orixe ou discapacidade cun neno que pode axudar a se sentir na casa.
Os recursos para nenos, a súa capacidade para dirixir a súa propia aprendizaxe e xogar e apoiarse mutuamente poden ser especialmente infrautilizados, así como o potencial dos profesionais para apoiarse. Persoas con barreiras á aprendizaxe deben ser educados con outros estudantes, respectando a súa idade cronolóxica, facilitando a súa presenza en todas as actividades e participar na vida escolar, identificando barreiras que poida ter e garantir a súa extinción ou cualificación. Todos os alumnos teñen dereito a ser educado nun ambiente estándar que garante a súa futura participación e inclusión na sociedade, no que todos deben unirse e participar para que posibilitemos unha vida de calidade e vivindo o mellor e máis rico posible; alí todas as persoas deben ser importantes e esenciais.

TIENEN UNA DIVERSIDAD A MAYORES

Las personas con trastornos del espectro autista y otros trastornos del neurodesarrollo son personas con alteraciones del desarrollo neurotípico, eso significa que necesitan de un proceso sin fin de mejora del aprendizaje y la participación de todos, un ideal o aspiración que nunca se termina de alcanzar. No hay un centro totalmente inclusivo; hay muchas presiones que favorecen la exclusión, son persistentes y pueden adoptar nuevas formas pero la inclusión tiene lugar tan pronto como el proceso de mejora de la participación comienza. Luego un contexto inclusivo puede ser descrito como aquel que está en movimiento. concebimos el apoyo desde una perspectiva mucho más amplia, como todas las actividades que aumentan la capacidad de un centro para responder a la diversidad. Desde esta perspectiva, necesitan más apoyos, ayudas o, simplemente distintas al conjunto de la mayoría de las personas; también necesitan de su ayuda y apoyo para aprender y convivir con ellas. No las hace diferentes, son personas que necesitan lo que todas las personas: cariño, consideración, estima,…  

Las barreras pueden proceder de cualquier aspecto del centro: su distribución física, su organización, las relaciones entre los niños y los adultos y el tipo de actividades. Las barreras se extienden inevitablemente más allá del centro y podemos encontrarlas en la comunidad y en las políticas locales y nacionales. Los niños encuentran dificultades cuando experimentan barreras para jugar, aprender y participar que impidan su acceso a un centro o limiten su participación en él. Esta noción de barreras nos puede ayudar a establecer lo que se debe hacer para mejorar la experiencia de cualquier niño o adulto en el centro. La Asociación Americana de Alteraciones del Desarrollo Intelectual (en inglés, American Association on Intellectual and Developmental Disorders, AAIDD) en su última clasificación conocida como el DSM5 señala las alteraciones significativas en las habilidades intelectuales y en la conducta adaptativa que se originan antes de los 18 años y afectan a la vida y convivencia de estas personas” alterando las actividades normales de la vida diaria (Schalock et al., 2010).

En esta definición se pone énfasis en la importancia de los apoyos para mejorar el rendimiento y la calidad de vida de la persona, proponiéndose una atención prioritaria a los factores individuales y ambientales que, junto con el sistema de apoyos contribuyen al desarrollo integral de la persona en términos de una mayor calidad de vida y una plena autodeterminación.

El enfoque de la definición de alteraciones del desarrollo intelectual propuesta es un modelo teórico multidimensional (ver Figura), en el que se reformulan algunas dimensiones respecto a la propuesta multidimensional original (Luckasson et al., 2002), con el fin de acomodar el sistema a lo que la investigación y conocimiento nos han permitido avanzar en estos años.

indicadores eng

Esquema conceptual del funcionamiento humano. Adaptado de “Últimos avances en el enfoque y conceptuación de las personas con discapacidad intelectual”, por M.A. Verdugo y R.L. Schalock, 2010, Siglo Cero: Revista Española de Discapacidad Intelectual, 41(4), p.17. Copyright 2010 por Ediciones Universidad de Salamanca.

 

Dimensión I. Habilidades Intelectuales

Las habilidades intelectuales se consideran una capacidad en las personas que incluye "razonamiento, planificación, solucionar problemas, pensar de manera abstracta, comprender ideas complejas, aprender con rapidez y aprender de la experiencia" (Luckasson et al.,. 2002, p. 40). Este planteamiento tiene relación con el estado actual de la investigación que nos dice que la mejor manera de explicar el funcionamiento intelectual es por un factor dinámico, diversos y único de la inteligencia. Su evaluación va más allá del rendimiento académico o la respuesta a las pruebas estandarizadas para referirse a una 'amplia y profunda capacidad para comprender nuestro entorno, para adaptarnos y modificarlo.

El diagnóstico no es tarea fácil, dado que los trastornos no poseen límites claros, debe estar basado en datos rigurosos, forma parte de una habilidad profesional donde los resultados deben ser interpretados y la toma de decisiones es una tarea compleja que debe contar con la colaboración de las personas cercanas a la persona y de los profesionales que trabajan con ella. Las alteraciones en las habilidades intelectuales deben ser consideradas junto a las otras cuatro dimensiones propuestas, pues por sí solas son un criterio necesario pero no suficiente para el diagnóstico.

A pesar de sus dificultades, del uso y abuso que se ha hecho históricamente de la evaluación de la inteligencia, es necesario tenerla en cuenta pero evaluándola desde la perspectiva de la persona y su contexto para realizar un buen análisis del funcionamiento intelectual de la persona además de respetar los criterios internacionales de las clasificaciones para ello.

La conducta adaptativa se entiende como "el conjunto de habilidades conceptuales, sociales y prácticas aprendidas por las personas para funcionar en su vida diaria" (Luckasson y cols. 2002, p. 73). Tanto el AAIDD (Schalock et al., 2010) como el DSM-5 (APA, 2013) definen el comportamiento adaptativo de modo similar y se refieren a las dificultades en esta dimensión como una alteración que afecta a las actividades de la vida diaria de la persona (APA, 2013, Schalock et al., 2010 como a la habilidad para responder a los cambios en la vida y a las demandas ambientales. 

Las alteraciones en habilidades de adaptación coexisten a menudo con capacidades en otras áreas, por lo cual la evaluación debe realizarse de manera diferencial en distintos aspectos de la conducta adaptativa y examinarse en el contexto de comunidades y ambientes culturales típicos de la edad de sus iguales y ligado a las barreras para la participación y el aprendizaje en sus contextos naturales . Asimismo, estas habilidades deben considerarse en relación con las otras dimensiones de análisis propuestas, y tendrán diferente relevancia según se estén considerando para diagnóstico, clasificación o planificación de apoyos.

En la Tabla pueden apreciarse ejemplos de habilidades conceptuales, sociales y prácticas.

Hace referencia al desempeño de la persona en actividades reales en ámbitos de la vida social que se relaciona con su funcionamiento en sociedad; la participación se refiere a los roles e interacciones en el hogar, trabajo, ocio, educación, comunidad, familia y actividades culturales. Mientras que las otras dimensiones se centran en aspectos personales o ambientales, en este caso el análisis se dirige a evaluar la vida social, las interacciones con los demás y el rol social desempeñado, destacando así la importancia que se concede a estos aspectos en relación con la vida de la persona. La participación se puede evaluar por medio de la observación directa de las interacciones de la persona con su entorno en las actividades diarias así como sus actividades, intereses, relaciones,.... Un funcionamiento adaptativo del comportamiento de la persona se da en la medida en que está activamente involucrado (asistiendo a, interaccionando con, participando en) con su entorno. Los roles sociales (o estatus) se refieren a un conjunto de actividades valoradas como típicas para un grupo específico de edad y pueden referirse a aspectos personales, escolares, laborales, comunitarios, de ocio, espirituales, o de otro tipo.

La falta de recursos y servicios comunitarios así como la existencia de barreras físicas, psiquicas y sociales pueden alterar significativamente la participación e interacciones de las personas. Esta falta de oportunidades es la que más se puede relacionar con la dificultad para desempeñar un rol social valorado.

Dimensión IV. Salud (salud física, salud mental y factores etiológicos)

La salud (OMS, 2001) es entendida como un "estado de completo bienestar físico, psíquico y social". El funcionamiento humano está influenciado por cualquier condición que altere su salud física o psíquica; por eso cualquiera de las otras dimensiones propuestas queda influenciada por estos aspectos. Asimismo, los efectos de la salud sobre el funcionamiento de la persona pueden oscilar desde muy facilitadores a muy inhibidores y, a su vez, los entornos determinan el grado en que la persona puede funcionar y participar, pudiendo crear peligros actuales o potenciales en la persona, o pueden fracasar en proporcionar la protección y apoyos apropiados.

Al respecto, señalan Schalock et al. (2007) “la discapacidad tiene su origen en una condición de salud que da lugar a  una alteración en el cuerpo y las estructuras, dificultades en la actividad y restricciones en la participación en el contexto de los factores personales y ambientales” (p. 7). Por tanto, la preocupación por la salud de las personas con alteraciones del neurodesarrollo se basa en que pueden tener dificultad para reconocer problemas físicos y de salud mental, en gestionar su atención en el sistema de salud o en la atención a su salud mental, en comunicar los síntomas y sentimientos y en la comprensión de los planes de atención.

La etiología se plantea con una concepción multifactorial del constructo compuesto por cuatro categorías de factores de riesgo: biomédico, social, comportamental y educativo. Estos factores interactúan en el tiempo, tanto en la vida de la persona como a través de las distintas generaciones.

Dimension V. Contexto (ambientes y cultura)

Esta dimensión describe las condiciones interrelacionadas en las cuales las personas viven diariamente. Se plantea desde una perspectiva ecológica que cuenta al menos con tres niveles diferentes (ver Figura).

sistema esp

Los distintos entornos que se incluyen en los tres niveles pueden proporcionar oportunidades y fomentar el bienestar de las personas. Los entornos educativos, laborales, de vivienda y de ocio si son inclusivos favorecen el crecimiento y desarrollo de las personas. Las oportunidades que proporcionan hay que analizarlas en cinco aspectos: presencia comunitaria en los lugares habituales de su comunidad, experiencias de elección y toma de decisiones, competencia (aprendizaje y ejecución de actividades), respeto al ocupar un lugar valorado por la propia comunidad y participación comunitaria en la familia, escuela e iguales.

En esta dimensión no solamente hay que atender a los entornos en los que la persona se desenvuelve sino a la cultura, pues muchos valores e interpretaciones sobre la conducta están afectados por ella. En este sentido, se puede destacar nuestra relación con la naturaleza, nuestro sentido del tiempo y orientación temporal, las relaciones que tenemos con los demás, nuestro sentido del yo, el uso de la riqueza, el estilo personal de pensamiento y la provisión de apoyos formales e informales.

La evaluación del contexto se debe valorar con el máximo rigor persiguiendo la comprensión del funcionamiento humano en su diversidad y la provisión de apoyos personalizados.

Este modelo multidimensional propuesto por originalmente por Luckason et al. (1992) y mantenido en las posteriores formulaciones (Lúckason et al., 2002; Schalock et al., 2010) viene a plantear que las alteraciones del desarrollo intelectual no es algo que uno posee, ni algo que uno es; tampoco es una enfermedad mental: "es un estado particular de funcionamiento que comienza en la infancia, es multidimensional y debe ser atendido positivamente por apoyos personalizados" (Luckasson y cols., 2002, p. 48).

Como modelo de funcionamiento incluye los contextos en los cuales las personas funcionan e interactúan, a diferentes niveles del sistema por lo que se puede decir que la definición propuesta requiere un enfoque multidimensional y ecológico que refleje la interacción de la persona con sus entornos, así como los resultados referidos a la persona en esta interacción relacionados con la independencia, relaciones, contribuciones, participación educativa y comunitaria y bienestar personal; debe ser entendido desde la oferta del propio entorno en la identificación y superación de las barreras para la inclusión y la vida de calidad de todas las personas.

El trastorno del espectro autista, los trastornos de la comunicación… que caracterizan a las personas, su forma de pensar y actuar.  Cuando evaluamos a personas con trastornos del neurodesarrollo, estamos ante todo evaluando personas para ayudarles en la provisión de los apoyos que necesitan con el objeto de superar las barreras que le permitan un desarrollo integral y faciliten su vida con y entre las demás personas.

Hablar de Trastornos Del Neurodesarrollo es hacer referencia a alteraciones cualitativas del desarrollo, a un desorden entendido desde una perspectiva evolutiva y, en la noción de Desarrollo que trasciende el hecho de estas alteraciones que aparecen en la primera infancia y sus manifestaciones varían con la edad, determinando un desarrollo neuroatípico. Existen en la actualidad distintos tipos de Trastornos del Neurodesarrollo, fruto del cambio en la terminología que se ha producido con la publicación del Manual DSM-5 (APA, 2013):

DSM esp

Estos ocho tipos de Trastornos del Neurodesarrollo  se superponen compartiendo parte de sus características clínicas y no existen límites claros entre ellos. En los últimos años se viene observando una gran variabilidad en la expresión de estos Trastornos del Neurodesarrollo que oscila entre lo considerado como un espectro que va de mayor a menor intensidad de apoyo requerido; asimismo, varía con el tiempo y se ve influenciado por factores como el grado de capacidad intelectual, lenguaje, edad y nivel de apoyos, entre otros.

El concepto de Trastornos de Espectro Autista (en adelante TEAs) trata de hacer justicia a esa diversidad, reflejando la realidad clínica y social que afrontamos.. Los TEAs presuponen un continuo de alteraciones en menor o mayor grado en las diferentes dimensiones con casos próximos a la normalidad clínica. Los considerados Trastornos del Espectro del Autismo están caracterizados por alteraciones en la interacción social, en la comunicación verbal/no verbal y la presencia de patrones de conducta restrictivos, repetitivos.

Nueva sección de contenido

A finales de los años 60 y principios de los 70 comienza a diferenciarse el concepto de Trastorno del Espectro del Autismo de la visión relacionada con las características clínicas y la historia familiar de las personas, posibilitando su diferenciación como personas y no caracterizándolas en función de su sintomatología. El estudio alrededor del TEA se empieza a realizar desde una perspectiva cognitiva y neurobiológica, con sus coincidencias con la epilepsia y las alteraciones del desarrollo intelectual. En consecuencia surgen numerosas teorías que señalan desórdenes sensoriales y perceptivos generales y trastornos selectivos de procesamiento. Un cambio importante en esta concepción hace referencia al descubrimiento de la tríada de alteraciones características asociadas con los desórdenes en la capacidad de interacción recíproca, en la comunicación y en la imaginación. Esta supuesta tríada, señala lo característico de las personas con TEA pero, con el tiempo se asocia a otros trastornos del desarrollo intelectual, lo que hace que se modifique la noción de TEA. De esta modificación surge la noción de espectro, que da lugar al hoy conocido cómo Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). En los años 80 y 90 se empieza a investigar la naturaleza del desorden primario en el TEA desde un punto de vista cognitivo y neuropsicolóxico. En consecuencia, surge la investigación de la teoría de la mente, de la intersubjectividad, de la coherencia central y de la función ejecutiva entre otras como hipótesis explicativas a nivel psicológico (Murillo, 2012). Los TEA agrupan una serie de alteraciones graves que afectan a la interacción social, el comportamiento y la comunicación desde los primeros años de la infancia. Son de carácter generalizado y afectan al desarrollo en su conjunto, acompañando a la persona durante todo su ciclo vital (Frith, 2003). La etiqueta de TEA parece referir un conjunto enormemente heterogéneo y diverso de diversidades, cuyos niveles evolutivos, demandas y necesidades educativas, terapéuticas además de cursos y perspectivas vitales son enormemente diferentes (Riviere, 2000). 

Las diferentes disciplinas relacionadas con el trastorno abren hipótesis de estudio y todas confluyen en un daño cerebral relacionado con alteraciones del desarrollo con bases neurolóxicas que se caracteriza por desórdenes en las áreas de lenguaje, comunicación, habilidades de relación e interacción social y conductas motoras (Asociación Americana de Psiquiatría, 2014) creando una desviación en el desarrollo psicológico o un trastorno del desarrollo (Benites, 2010). Se puede señalar que las personas con TEA tienen dificultades en los procesos de atención, percepción y respuesta al entorno. En cuanto al concepto de TEA, Osten (2003) recoge que en él confluyen una serie de alteraciones que determinan habilidades alteradas para desarrollar relaciones con los iguales del nivel evolutivo y la ausencia de conductas espontáneas para compartir intereses, intenciones y logros con las demás personas. Como entidad clínica, el TEA es la categoría más fascinante, rica, perturbadora y desafiante, debido a las dificultades que supone evaluarlo, realizar un diagnóstico y llevar a cabo un plan y/o programa de atención (Benites, 2010).

Estos cambios en la concepción de los TEA se ven recogidos en la clasificaciones diagnósticas internacionales del DSM5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) y de la CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) en su edición 11 (todavía en estudio). En la actualidad, el DSM 5 nombra el Trastorno del Espectro Autista, siendo perteneciente al grupo de los Trastornos del Neurodesenvolvemento (Ríos y Castaño, 2014); la preocupación y la investigación de los últimos años da lugar a un aumento considerable en las publicaciones e investigación que se está a realizar en la actualidad frente a los escasos de hace 30-40 años (Baña y López, 2009).

 

 

Características definitorias comunes en el Trastorno del Espectro del Autismo.

El TEA suele identificarse durante los primeros años de vida, ya que suele presentar comportamientos no convencionales que dificultan y alteran la interacción y la adaptación en los entornos familiar y social (Benites, 2010) en su espontaneidad e intercomunicación.

En primer lugar, las características del TEA varían en función de las áreas alteradas y de su afectación (Demonios, 2015) con especial atención a tres áreas:

  • Área de interacción social: falta de empatía, necesidad de reciprocidad social, juegos individuales, evitación de relaciones con otros, etc.
  • Área conductual: movimientos repetitivos (aplaudir, balancearse, entrelazar los dedos, etc), comportamientos compulsivos, daño autoinfligido (pelliscarse, golpearse, etc).
  • Área de comunicación y lenguaje: existen investigaciones que señalan que un 50% de los sujetos diagnosticados con TEA no desarrollan el lenguaje hablado y/o una comunicación efectiva para transmitir necesidades, intereses e interactuar socialmente. El porcentaje restante se corresponde con sujetos que desarrollan el lenguaje pero con una menor cantidad de palabras, gestos, expresiones, ...; su lenguaje va a estar directamente vinculada con intereses particulares, no estando dirigido a interactuar socialmente. Es frecuente que los niños con TEA utilicen de forma recurrente la ecolalia (Landa, 2007).

En segundo lugar, otro rasgo característico del TEA es la alteración en el desarrollo de la teoría de la mente; se concibe la persona con TEA con dificultades para reconocer los pensamientos o creencias propios diferencialmente de las demás lo que podría explicar la alterada interacción, se puede deducir que si piensan que tienen los mismos pensamientos no se van plantear transmitirlos (Hobbson, 1995).

En tercer lugar, en cuanto a la coherencia central, se identifica una alteración en el procesamiento central que deriva en una dificultad notoria para extraer la forma y el significado global, al focalizar la atención en la información local y en los detalles no pudiendo diferenciarlos de forma exitosa (Martínez y Cuesta, 2012).

Por último, en cuanto a las funciones ejecutivas, presenta dificultades grandes en las conductas dirigidas a una meta con una orientación de futuro. Esto podría estar vinculado a alteraciones en la relación e interacción con el entorno y laS posibles alteraciones en las neuronas espejo y/o en los lóbulos frontais (Martínez y Cuesta, 2012). Szatmari (2006) señala que las personas con TEA se desarrollan en un mundo concreto, tangible e inmediato, teniendo dificultades para las abstracciones, metáforas o lenguajes no verbales y con dobles sentidos. Lonzano y Alcaraz (2012) señalan que cada persona con TEA, como cada persona sin TEA, son diferentes.

 

De acuerdo al DSM5, en función de las dificultades presentes tanto en la comunicación social como en los intereses restringidos y conducta disfuncional. El DSM5 diferencia en el diagnóstico del TEA, tres niveles que dependen del grado de las demandas generadas en su entorno socioeducativo. Así se distingue un diagnóstico leve, uno moderado y uno grave: El diagnóstico leve se caracteriza por dificultades comunicativas sociales tanto verbales como no verbales, de tal forma que apenas inicia interacciones y responde a los intentos de relación con los demás. También se caracteriza por la inflexibilidade en el comportamiento y gran dificultad para cambiar el foco de interés o conducta El grado medio se caracteriza por sus dificultades en las habilidades de comunicación social verbal y no verbal, de tal forma que inician de forma muy alterada las interacciones y responde atípicamente a los intentos de relación con los demás. También, muestran dificultades para afrontar cambios, comportamientos inflexibles y, con frecuencia, aparecen conductas disfuncionales/repetitivas.

Un diagnóstico con un alto grado refleja dificultades para iniciar interacciones y sin apoyo, tienen dificultades para la comunicación social. Suelen poseer problemas de organización y planificación que dificultan su independencia y su inflexibilidade del comportamiento causando una interferencia significativa en el funcionamiento en diferentes contextos. Por otra parte, el DSM5 también incluye las alteraciones del TEA en diferentes dimensiones.

 

Dificultades que pueden presentar las personas con TEA

Dado que se trata de un espectro son múltiples las dificultades que pueden presentar las personas con TEA:

  • Alteraciones en la reciprocidad socio-emocional que pueden ir desde comportamientos que muestran acercamientos sociales e inusuales o problemas para mantener el flujo de ida y vuelta típico de las conversaciones, a una disposición reducida por compartir intereses, emociones, afecto y la dificultad para iniciar una interacción social.
  • Alteraciones en conductas comunicativas no verbais usadas en la interacción social recogen comportamientos que van desde mostrar dificultad para integrar conductas comunicativas verbales y no verbales; anomalías en el contacto visual y el lenguaje corporal o alteraciones en la comprensión y uso de gestos; falta total de expresividad emocional o de comunicación no verbal.
  • Dificultades para desarrollar, mantener y comprender relaciones entre las personas van desde dificultades para ajustar el comportamiento y encajar en diferentes contextos sociales; dificultades para compartir juegos de ficción o hacer amigos o ausencia aparente de interés por las personas.
  • Movimientos motores, uso de objetos o habla estereotipados o repetitivos pueden implicar desde movimientos motores estereotipados simples, alinear objetos a ecolalias o frases idiosincrásicas.
  • Insistencia en la igualdadad o inflexiblidad de rutinas o patrones de comportamiento verbal y no verbal puede mostrarse a través de un malestar extremo ante pequeños cambios, dificultades en las transiciones, patrones de pensamiento rígidos, rituales para saludar, necesidad para seguir siempre el mismo camino,...
  • Hiper/hipo-reactividad sensorial o interés inusual en aspectos sensoriales del entorno se puede reflejar por una indiferencia aparente al dolor/temperatura, respuestas adversas a sonidos o texturas específicas, oler o tocar objetos en exceso, fascinación por las luces,...

Desarrollo y aprendizaje en los sujetos con TEA

Todo el expuesto en cuanto a dificultades que caracterizan el TEA se convierten en demandas y necesidades para estas personas y dependerán del grado de estimulación, de las características personales siendo inherentes a la diversidad de las propias personas; en cuanto a demandas significan una barrera para el desarrollo que hay que atender con la finalidad de generar las funciones psicológicas básicas para su proceso de socialización, cuyo momento "crítico" se extiende entre el año y medio y los cinco o seis años de vida. En esta fase de desarrollo es cuando se presentan, de un modo agudo y marcado, las reacciones emocionales y los problemas de conducta (rabietas, auto agresiones, grito y carcajadas no motivadas, acciones compulsiva, autoestimulación, ecolalia, etc) como una respuesta disfuncional, lo cual dificulta el aprendizaje y su interacción con su contorno (Benites, 2010). Las funciones psicológicas que se ven alteradas con el TEA están ligadas a las siguientes capacidades (Benites (2010):

  • Compartir experiencias con las personas de su entorno.
  • Desarrollar sistemas simbólicos en general: lenguaje oral, mímica, etc.
  • Crear ficciones que incorporan reglas complejas al juego para comprender pautas sociales y aspectos funcionales de objetos y situaciones.
  • Desarrollar un sistema de conceptos e inferencias para comprender y adivinar los comportamientos de las personas (cooperación y competencia).
  • Comprender la experiencia y organizarla de forma narrativa para comunicarla...

Las personas con este trastorno del desarrollo tienen dificultades para desarrollar estas capacidades porque las condiciones neurobiológicas que posibilitan su adquisición no se producen o funcionan de manera normotípico. Además, la capacidad de imitar y aprender de manera vicaria también se ve alterada de forma que dificultan la adquisición en este período sensible de desarrollo de competencias complejas como la simbolización, las relaciones interpersoales y la organización significativa de las experiencias viéndose alterada y dificultando a la persona en su proceso de socialización. Las personas con TEA presentan estilos de aprendizaje peculiares en cuanto a su comunicación como disfuncional y su disposición para atender de manera característica en cuanto a los detalles y su conjunto que facilitan la organización del aprendizaje. El desarrollo de las habilidades e intereses son otro aspecto a considerar, con un mejor procesamento de la información mediante imágenes debido a su dificultad fonológica, inflexibilidade y apego a rutinas que proporcionan seguridad aparentando una cierta rigidez mental (Benites, 2010).

En el ámbito afectivo, está caracterizado por sus dificultades de comunicación social, sobre todo, en relación a la disfunción y utilización del comportamiento como forma central de la comunicación con su entorno. Las personas con este trastorno del desarrollo tienen capacidad de mostrar emociones pero muchas dificultades en el control y manifestación de las mismas de forma funcional y comunicativa. En esta línea Baron-Cohen y Colbs (2001) señalan la capacidad de aprender a comprender las emociones propias y las de los demás pero su dificultad para regularlas y controlarlas de forma social.

El momento "sensible" de las personas y su desarrollo tiene lugar en la infancia, concretamente entre el año y medio y los cinco o seis años de vida; diversos estudios indagan en esta posibilidad y en las alteraciones que suceden de forma paulatina conforme varían las necesidades y demandas sociales afectando estos cambios en la convivencia familiar, generando altos niveles de dependencia y alterando la vida y convivencia en las familias (Mailik, Wyngaarden, Orsmond, 2001).

Educar para la calidad de vida y la autodeterminación

La escuela inclusiva debe planificar la calidad de vida y la autodeterminación del alumnado en general. El proceso educativo por tanto debe estar centrado en el alumnado (Tamarit, 2005) cómo proceso que trata de conseguir el mayor bienestar para las personas de la sociedad (Gimeno, 2000). En los últimos años, se reconoce el derecho de las personas a recibir una educación de calidad en aulas ordinarias en interacción con el grupo de iguales, una educación de calidad que aporte un valor significativo para sus vidas, que facilite la adquisición de las habilidades y conocimientos que contribuyan a una vida mejor.

Desde este punto de vista, la educación del alumnado con TEA tendrá como objetivo el logro de aprendizajes considerados indispensables para la persona. Por lo tanto, debe proporcionar el bienestar social, el aprendizaje de habilidades para la vida como son las habilidades sociales, personales y adaptativas así como la extracción de las posibilidades y capacidades de cada persona. Así mismo, deberá tener cómo objetivo prepararlos cómo ciudadanos plenos en derechos para la participación social y con un sentido de pertenencia al grupo, como gestores de su propia vida y como promotores de un avance permanente en su calidad de vida (Lonzano y Alcaraz, 2012; Tamarit, 2005). Para conseguir una educación que dé respuesta a la calidad de vida es necesario tener en cuenta una serie de valores (Simarro, 2013):

  • Dignidad de la persona: todo lo que se haga tiene que ser para conseguir el bienestar de la persona dado que la persona es un fin en sí incluso por el hecho de ser persona independientemente de sus capacidades, por lo que no debe ser excluida.
  • Igualdad: todas las personas tienen los mismos derechos y, por tanto, deben tener las mismas oportunidades, posibilidades de acceder al entorno público y recibir apoyos para ejercer sus derechos.
  • Respeto a los derechos de toda persona que implica ser tratada de forma adecuada, recibir información por adelantado, ...
  • Calidad, entendida como hacer bien las cosas, siendo rigurosa y constante, adaptando en cada momento la situación y el entorno a las personas, lo que implica una formación constante por parte del profesional docente.
  • Trabajo en equipo que se entiende como la disposición para colaborar con otros actores en los apoyos a las personas con TEA.

Verdugo, Schalock, Arias, Gómez y Jordán (2013) señalan que la calidad de vida es un estado deseado de bienestar personal compuesto por varias dimensiones centrales que están influenciadas por factores personales y ambientales. Estas dimensiones que son iguales para todas las personas pueden variar en la importancia y valor que se les atribuye. Las 8 dimensiones que conforman la calidad de vida de Verdugo, Schalock, Arias, Gómez y Jordán (2013) son: bienestar emocional, relaciones interpersoais, bienestar material, desarrollo personal, bienestar físico, autodeterminación, inclusión social y derechos.

A este respecto, Wehmeyer (2001) considera que para conseguir una mejor calidad de vida es fundamental la autodeterminación, o capacidad para actuar como principal agente causal de la propia vida y mantener y mejorar la calidad de vida. Así pues, desde esta perspectiva, las personas actúan de forma autónoma, su conducta está autorregulada, inician y responden a los acontecimientos de forma psicológicamente capacitada y actúan de manera autorrealizada (Wehmeyer, Verdugo, Vicente, 2013; Tamarit, 2005). Esta capacidad, de acuerdo con Wehmeyer, Verdugo y Vicente (2013) se va desarrollando a lo largo de la vida según se van aprendiendo habilidades y desarrollando actitudes que permiten gestionar la propia vida. Las personas autodeterminadas actúan con la convicción de que son capaces de realizar las conductas necesarias para conseguir determinados resultados en su entorno y si ejecutan tales conductas obtendrán los resultados deseados. También son conscientes de sí mismas ya que emplean el conocimiento sobre sí mismas de manera global y precisa así como sobre sus capacidades y dificultades, aprovechándolo de forma beneficiosa. El conocimiento de sí incluso se forma a través de la experiencia con el ambiente y de la interpretación que cada uno hace de este y está influenciado por la evaluación de los demás, los refuerzos y las atribuciones de la propia conducta (Tamarit, 2005).

Las personas con TEA tienen menos oportunidades para desarrollar la autodeterminación dado que tiene mayores barreras para aprender y vivir en los contextos típicos o de la mayoría de las personas, para comunicarse, interactuar y comportarse que sus vecinos, conocidos,..., de ahí que sea necesarios mayor entrenamiento y mayores oportunidades para promover la autodeterminación (Wehmeyer, Verdugo y Vicente 2013).

Por ello, es muy importante promover la autodeterminación dado que contribuye a que las personas puedan elegir y reconducir su vida en función de lo que ofrece su entorno, llegando al autoconocimiento y a una adecuada autoestima que le permita adaptar la oferta a sus intereses personales (Blanco, 2001). Para mejorar la autodeterminación es fundamental la participación activa dada su buena estrategia para enseñar y permite practicar habilidades de autodeterminación, autodefensa, liderazgo y trabajo en equipo. Tal y como señala Tamarit, (2005), las instituciones deben llevar a cabo tareas que faciliten las conductas autodeterminadas del alumnado; entre estas tareas se pueden enumerar:

  • Diseñar ambientes escolares que ofrezcan oportunidades para que el alumnado pueda elegir y expresar sus preferencias.
  • Facilitar las interacciones entre todo el alumnado sin hacer exclusiones.
  • Estimular el acceso a modelo de papel adulto en el comportamiento.
  • Permitir la experiencia del éxito a todos los alumnos y alumnas.
  • Permitir controlar los procesos de toma de decisiones progresivamente.
  • Extender la experiencia de aprendizaje más allá del currículo académico y de la propia escuela.

La educación inclusiva es una educación para todos y todas, que se basa en el reconocimiento del valor de todo ser humano, pretendiendo el desarrollo de todas las personas habida cuenta de sus características personales y las de su entorno y  la necesidad de formación para el avance de las sociedades en todos los ámbitos de progreso (Jiménez y García, 2013; Pujolàs, 2001).

En la escuela todo el alumnado debe aprender y potenciar al máximo su capacidad de desarrollo, evolucionando hacia la independencia y a la interdependencia con los demás aprendiendo a vivir y convivir. Para ello, deben participar activamente en aquello que les resulte interesante y le sea potencialmente beneficioso para ellos y ellas. La aceptación, la pertenencia al grupo y la amistad debe disfrutar de prioridades, pues cuando se establecen y se desarrollan relaciones surgen muchas oportunidad de enseñanza y aprendizaje (Stainback, Stainback y Moravec, 2001). Para lograr una educación para todos es fundamental un currículo que sea flexible que se adapte a las necesidades individuales del alumnado, de tal forma que asegure que todos puedan acceder a él (Lonzano y Alcaraz, 2012).

La educación inclusiva debe pretender 3 grandes objetivos (Simarro, 2013):

  • Presencia, como el acceso, la presencia física en los entornos en los que la totalidad del alumnado del grupo de edad pasa durante la jornada escolar
  • Participación, que sea considerado cómo uno más por los miembros de su grupo de referencia, por tanto que sea incluido y pueda jugar con otros, que sea invitado por amigos, que haga otras actividades con los compañeros de la jornada escolar. 
  • Aprendizaje, todas las personas tienen derecho a adquirir conocimientos y habilidades, sin renunciar al aprendizaje de habilidades relevantes por considerarse algo irrelevante

Asimismo, la educación Inclusiva debe ser un proceso de innovación y avance, en el cual la escuela se transforma para identificar barreras que impiden la presencia, el aprendizaje y la participación del alumnado en la vida escolar y en el currículo y fomentar que todo el alumnado reciba apoyos necesarios para conseguir sus potencialidades lo que implica eliminar barreras existentes en medio, actitudes, comunicación, el currículo, la enseñanza, la socialización y la evaluación en todos los niveles (Jiménez y García, 2013; Echeita, Simón, López y Urbina, 2013). Simarro (2013) señala que el éxito o fracaso depende en gran medida de que las personas con TEA cuenten con los apoyos profesionales y naturales adecuados de calidad.

El objetivo de la inclusión es que las persona con TEA pueda participar con los apoyos que otro alumno/la, es decir con apoyos naturales como son los profesores, los compañeros, etc. Un sistema de apoyos en el que se busque la participación no se puede reducir al aula, pues la participación social se consigue en el conjunto de los entornos en los que se desarrolla en el centro. Los apoyos son recursos y estrategias dirigidas a promover el desarrollo, educación, intereses y bienestar personal así como el avance de su funcionamiento individual (Verdugo, Shalock, Thompson y Guillén 2013). Simarro (2013) considera que lo ideal es incrementar al máximo la disponibilidad de una red de apoyos naturales para las personas con TEA, aquellos que utiliza cualquiera persona para diversos fines (pueden ser el profesor, los compañeros, entre otros).

Son muy importantes para la autonomía y la calidad de vida de las personas y para favorecer ambientes escolares inclusivos; las redes de apoyo con la comunidad son positivas para los apoyos naturales y sólo son posibles en estructuras pedagógicas orientadas hacia la cooperación. Asimismo, también influye en estos apoyos naturales el liderazgo a través de los valores, creencias y actitudes como las prioridades que se establece en el aula y la relación entre lo que brinda y lo que recibe ayuda (Lobato, 2001, Simarro, 2013).

La estrategia del aprendizaje colaborativa como educación inclusiva

La escuela inclusiva y el aprendizaje cooperativo están estrechamente relacionados (Pujolàs, 2008). En las escuelas inclusivas todo el alumnado permanece en las aulas todo el tiempo; desde esta perspectiva valora la diversidade y cree que esta refuerza la clase y ofrece mayores oportunidades de aprendizaje para todos los miembros, por lo que se debe promover una estructura cooperativa de aprendizaje (Stainback, Stainback y Jacksonn, 2001). Una estructura cooperativa debe asegurar al máximo la participación equitativa y una interacción simultánea de todo el alumnado, esto es, todo los alumnos y alumnas deben tener las mismas oportunidades de participar y todos y cada uno de ellos tienen que tener la posibilidad de aprender a trabajar en equipo y aprender los contenidos escolares incluso el máximo de sus posibilidades (Pujolàs, 2009).

Una estructura cooperativa de aprendizaje es fundamental en un aula ya que permite fomentar interacciones positivas entre el alumnado y entre este y el profesorado, lo que facilita el trabajo con un grupo heterogéneo. En estas estructuras de aprendizaje cooperativa el trabajo en grupos heterogéneos reducidos desempeñan un papel muy importante, ya que se establecen relaciones entre alumnos y alumnas diferentes y se fomenta la ayuda entre estos y estas. Por tanto, esto favorece la atención a la diversidad promoviento el aprendizaje de todosy todas, en la medida en la que se propicia un clima de respeto hacia las diferencias y asegurando en todo el alumbrando las condiciones de autoestima y motivación, imprescindibles para aprender (Pujolàs 2001).

Estas estructuras reportan múltiples beneficios en las aulas y al alumnado. Favorecen el establecimiento de relaciones positivas entre el alumnado, contribuyen a que el alumbrado aprenda a dar y recibir ayuda, a emplear habilidades sociales y a que todos los miembros del grupo puedan aportar algo. Asimismo, el alumnado diferente sólo puede aprender en una clase organizada cooperativamente, donde todos y todas colaboran, cooperan y se ayudan para conseguir el objetivo común de progresar en el aprendizaje, cada uno incluso al máximo de sus posibilidades (Ford, Davern y Schnorr, 2001; Pujolàs, 2009).

Por todo ello, Sapon-Shevin (2001) señala que los maestros y maestras deben hacer que todo el alumnado partícipe en actividades y proyectos, compartiendo y validando los diferentes tipos de conocimiento. De esta forma, todos los alumnos y alumnas, independientemente de sus diferentes características, se convierte en miembros activos y funcionales de un grupo en el que se comparten destrezas y conocimientos, ya que las clases cooperativas tienen como lema: Nadie es tan listo cómo todos juntos. Para llevar a cabo un aprendizaje cooperativo en el aula es necesario desarrollar una serie de estrategias. Villa y Thousand (2001) destacan entre otras:

  • Sistemas de aprendizaje o de tutoría entre compañeros y compañeras, en los que estos se vean beneficiados ya que se realizan progresos académicos significativos, se desarrollan habilidades positivas de interacción social con otros/as y se refuerza la autoestima.
  • Sistemas de aprendizaje en grupo cooperativo, que permiten y promueven la agrupación heterogénea del alumnado. En esta estructura de aprendizaje el alumnado es responsable de su aprendizaje y también del aprendizaje de los demás miembros del grupo