En las gramáticas hebreas del siglo XVI, de las partes de la oración se dice habitualmente que son tres: nombre, verbo y "dictiones", término bajo el que se comprenden preposiciones, conjunciones, adverbios, etc. Esa división en tres de las partes de la oración se repite casi inalterada en todos los gramáticos de la lengua hebrea desde Yonah ibn Yanah, con contadas excepciones.
Y, desde luego, era plenamente aceptada por los gramáticos hebreos del XVI. Excepción hecha de Cleynaerts, quien distingue sólo dos partes en la oración, todos los demás autores son unánimes en postular que las partes de la oración son tres, al menos en la gramática hebrea.
I. Isaac afirma que la división de la oración en tres partes es común a todas las lenguas orientales y avala su tesis remitiendo al árabe. Y añade que, originariamente, la misma división era también válida para el latín y el griego, por donde viene a probarse, dice, que todas las lenguas provienen del hebreo.
La demostración de Isaac es, evidentemente, endeble, pero tal vez revele que este autor era consciente de que la teoría de la división de la oración en tres partes se remontaba a los teóricos de la Gramática griega.
En cualquier caso, los gramáticos hebreos del XVI eran, como hemos señalado, casi unánimes en admitir que la oración hebrea tuviera tres partes. Chéradame y Sao Francisco llegan incluso a decir que tales tres partes remiten a las tres partes del mundo.
En la presente comunicación se pretende ampliar y fundamentar la doctrina resumida en las líneas precedentes y estudiar al significado de la excepción presentada por Cleynaerts.
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